Ropa ecológica: Diseño e innovación de una tendencia en aumento

por Paula Rizzi, Actualidad, 14.03.2011
ACTUALIDAD, DISEÑO Y ARQUITECTURA

Hoy en día, el calentamiento global y el cambio climático es una realidad innegable. Prácticamente todos los ciudadanos del mundo tienen conocimiento de ello y cada vez existe más conciencia respecto de la necesidad de cuidar del medio ambiente y de la vida que habita en él.

Una de las propuestas más difundidas para evitar la contaminación es la producción sustentable, la que modifica ciertas prácticas en industrias vinculadas al transporte, la alimentación o la construcción. Otro de los sectores que no queda al margen de ello es el textil, que en los últimos años demostró interesantes proyectos donde el respeto por el medio ambiente y los derechos humanos se volvieron protagonistas.

En este artículo te mostramos cómo es la “ropa verde”, cuáles son sus beneficios y por qué cada vez más empresas se vuelcan hacia su producción.

Nuestro guardarropa tiene un gran impacto ambiental

Aunque muchos lo desconozcan, la producción textil tradicional genera un impacto ambiental muy negativo no sólo por el constante consumo sino que también por la forma de producción implicada en su fabricación.

Mientras que los materiales sintéticos como el nylon, rayón o poliéster generan contaminación y daños para la salud por los químicos utilizados en su elaboración (además del tiempo que demandan para degradarse), las prendas de productos naturales como el algodón también pueden resultar perjudiciales por las sustancias tóxicas empleadas en su conservación. Gran parte de la ropa se realiza con esta fibra, cuya planta es tratada con pesticidas que afectan al suelo, al aire y a la salud de las personas.

Pero eso no es todo: el impacto de nuestro guardarropa también se produce por los colorantes utilizados para teñir los textiles. Estas sustancias suelen contener metales pesados que contaminan el agua y afectan la salud de los ecosistemas.

Una ropa más eco es posible

Teniendo en cuenta todos estos aspectos negativos, en los últimos años se desarrollaron alternativas a las formas de producción convencionales para poder lograr productos textiles menos contaminantes. Ya en el 2006, la ONG ambientalista Greenpeace realizó su campaña “Moda sin Tóxicos”, para concientizar tanto a las empresas como a los consumidores acerca de la necesidad de implementar otros modelos de producción que no afecten al medio ambiente ni a la salud de las personas.

Siguiendo con esta tendencia, algunas empresas y diseñadores particulares comenzaron a pensar en alternativas más eco no sólo como forma de disminuir su huella sino que también como una importante estrategia de marketing.

Para que un producto textil sea más verde se deben emplear materiales naturales como es el caso de cultivos de lino, cáñamo o bambú, los que tienen la ventaja de crecer rápidamente y de requerir menos agua y químicos en su producción.

Además, otras alternativas son la lana natural, que es extraída en forma sustentable, o el algodón orgánico, desarrollado sin utilizar pesticidas ni fertilizantes. A todo esto, se pueden agregar colorantes amigables con el medio ambiente que, a diferencia de los tradicionales, no contaminan el entorno natural.

Estos productos puede reconocerse fácilmente a través de sus etiquetas, las que comunican al consumidor con qué tipo de materiales fueron elaborados. Asimismo, muchas de estas prendas pueden presentar certificados de producción ecológica, como es el caso de “Skal”. Esta organización internacional se encarga de asegurar la no utilización de pesticidas, herbicidas u otras sustancias tóxicas en la elaboración de los materiales. Además, para entregar el certificado se tienen en cuenta todos los aspectos implicados en su producción, como es el caso del empleo de energía y del agua, o la situación laboral de los empleados.

Como es conocido, muchas de las grandes empresas recurren a mano de obra barata en países en desarrollo y los empleados trabajan en condiciones inhumanas. Por eso, algunas organizaciones internacionales como Intermón Oxfam o SETEM trabajan para fomentar el comercio justo en la industria textil, ofreciendo además sus propios productos sustentables. Este es otro elemento fundamental a la hora de tener en cuenta una producción eco, dado que además de respetar al medio ambiente se debe hacer lo mismo con los derechos de las personas.

Una tendencia que debe seguir creciendo

Gracias al aumento de la conciencia medio ambiental, en los últimos años grandes marcas como H&H, Levis o Nike lanzaron líneas de productos ecológicos. Incluso la marca deportiva llegó a desarrollar camisetas de fútbol a partir de PET reciclado, mostrándole al mundo cómo la “basura” se puede convertir en un importante material.

Sin embargo, no son las grandes marcas las que se caracterizan por fomentar este diseño eco. Pequeñas compañías o diseñadores particulares son los que realmente le están dando el impulso a este tipo de producción, con propuestas novedosas capaces de revolucionar al sector. Tal es el caso de OAT Shoes, con sus zapatillas biodegradables que se pueden “plantar”; Liebre, con sus remeras creadas para difundir el compromiso natural y social; Chunchino, que elabora indumentaria “verde” para bebés; o las colecciones de Ana Walsh a partir de prendas vintage.

Existen muchas más iniciativas de ropa eco alrededor del mundo, aunque todavía queda mucho por trabajar para que las grandes comercializadoras se comprometan efectivamente con el medio ambiente. Eso es responsabilidad tanto de los productores como de los consumidores, que al volcarse cada vez más hacia las propuestas ecológicas pueden obligar a todos los sectores a adaptarse a los requerimientos del mercado.

Tener un armario más eco es posible y cada vez existen más opciones para lograrlo. Ahora ya conocemos por qué es importante rechazar ciertos productos y cómo optar por aquellos más amigables con el medio ambiente. Recordemos que el desarrollo y el consumo responsable siempre van de la mano. En un momento en que el mundo pide soluciones urgentes al problema de la contaminación y el calentamiento global, cada uno de nosotros puede volverse protagonista del cambio.

Fuente: Vida verde en Latinoamérica